Hola 👋
Bienvenid@ a Tech Sherpas #19, la newsletter #1 de liderazgo en tech en español.
Hace poco te conté la montaña rusa que fueron los primeros meses de 2023.
Con una nueva estrategia en marcha, Jonathan se marchó de paternidad y yo no solo tuve que sostener sus funciones durante varias semanas, sino que también tuve que convencerle de que volviera…
Fue uno de los períodos más intensos de mi vida: sacrifiqué mis vacaciones, tenía compromisos personales que me impedían descansar a fondo los fines de semana, el trabajo me desbordaba y debía ser impecable en el trato con mis compañer@s cada
día.
Nada podía afectar a mi relación con ellos o fallaría. Y sabía que esta vez no habría vuelta atrás. Debía ser un cambio permanente y ese proceso, en ese momento, requirió muchísimo esfuerzo.
Pero mereció la pena.
Cuando Jonathan volvió, vió el panorama, hablamos y pidió feedback al equipo… Le gustó lo que vió y decidió apostarlo todo por LIDR. Y, por fin, teníamos CEO y yo estaba seguro de que iba a llevar la compañía a otro nivel.
Sin embargo, poco después, en abril de 2023, llegó la gota que colmó el vaso.
Un día, abrí Slack y me encuentro un mensaje que dice:
«Tenemos que hablar»
Lorena, nuestra Directora de Marketing, nos dejaba 😱
Todavía seguía exhausto por todo lo que había sucedido y, de repente, otro revés… ¡Nos abandona una persona clave!
Una sensación agridulce de esas en las que te alegras por ver
crecer a la otra persona, pero que vives con inquietud al pensar…
¿Y ahora qué hacemos?
, es inevitable perder talento. Actualmente es muy muy difícil (especialmente en compañías digitales) fidelizar más allá de los 3-4 años.
Lo importante es cómo preparas la empresa para cuando esto sucede y también cómo gestionas el reemplazo. Y aquí, a pesar de no ser un buen momento (¿acaso alguno lo es?), creo que nosotros estuvimos a la altura:
👉 Nos preparamos rápido para la situación. De nuevo, plan de emergencia, prioridad máxima, y le dedicamos todo el tiempo de calidad posible
👉 Hicimos un proceso de contratación de primer nivel. Preparamos una oferta atractiva con las expectativas y funciones bien claras, pensando en lo que podríamos requerir no solo en el presente, sino también en el futuro.
👉
Facilitamos una transición tranquila. Con tiempo de calidad para cada uno de los nuevos integrantes del equipo.
👉 Absorbimos todo el know-how de Lorena y lo documentamos. Imprescindible para garantizar que los procesos, rutinas, estándares y detalles se quedan con nosotros, de cara a acelerar el aterrizaje y garantizar la continuidad de las operaciones sin sobresaltos. También para molestar a Lorena lo mínimo posible.
👉 Además, conseguimos que se quedara como Advisor. Su sustituto la tendría a mano y nos apoyaría en áreas en las que ella simplemente brillaba.
No la culpé por querer tomar otro rumbo. Tampoco me sentó mal.
Al contrario, mi filosofía en lo relativo a relaciones laborales siempre es apostar a largo plazo. Tengo muy claro que la rentabilidad para ambas partes sólo se consigue así.
Y para eso, lo primero que pongo encima de la
mesa siempre es el objetivo profesional de la otra persona. Evalúo si mi organización y yo (ambos) podemos facilitar que alcance dicho objetivo, y solo si es un SÍ avanzo con el fit cultural, preguntas técnicas y demás fases del proceso de contratación.
Si el objetivo de esa persona es llegar a Google, haré lo posible durante el tiempo necesario para que Google llame a su puerta. Si el objetivo es llegar a Engineering Manager, lo mismo. Involucro a la organización para que pueda formarse, darle responsabilidades, trabajar en proyectos retadores y con profesionales de primer nivel. Exprimir al máximo su potencial para que mientras aporta valor a la compañía, sienta que está “entrenando” y “preparándose” para su siguiente versión.
Pero también me involucro yo a nivel personal. Y eso, a veces, requiere hacer cosas fuera del tiempo del trabajo, o cuando esa persona ya no trabaja contigo.
De
nuevo, busco relaciones a largo plazo, que no están enmarcadas en trabajar para la misma empresa.
Trabajando con personas, inevitablemente una relación profesional se convierte en una relación personal.
Mi huella en el mundo la mido por el impacto que tengo en otras personas y, desde hace mucho, creo que esta es la manera. Como líder, hay que facilitar que sean su mejor versión cada día, independientemente del beneficio directo que obtengas con ello.
Requiere hacer sacrificios que otros “jefes” o “colegas” no harían, normalmente tiempo extra fuera del horario laboral: desde hacer una intro con alguien relevante, a recomendar libros o incluso mentorizar y acompañar durante el proceso de entrevistas.
Pero merece mucho la pena. Es lo que me ha llevado hasta donde estoy hoy a nivel relaciones y lo que me ha convertido en quien soy a nivel profesional y humano.
Lorena tenía su objetivo muy claro
desde el principio, sé perfectamente que la oportunidad que le ha llegado era exactamente lo que quería en su vida ¡y me alegro muchísimo!
No hay nada que me haga más feliz que confirmar que apostar por LIDR hace casi 3 años fue el camino para conseguirlo. Objetivo cumplido para las 2 partes 🎯
Así nos lo manifestaba Lorena antes de marcharse:
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Por ello, apoyo a Lorena en su nueva aventura y la seguiré apoyando al 200% para que siga brillando. Tanto a ella como al resto de personas que han pasado por LIDR y por el resto de empresas en las que he trabajado.
Bueno, y ahora…¿en qué se ha traducido su marcha?
En más estructura. Más especialización. Más talento.
En definitiva, profesionalizar la empresa. Ella era una todoterreno, pero la nueva estrategia requería más capacidad y otro nivel en algunas áreas, y con diferentes perfiles lo podíamos solucionar. Así que, como siempre, lo convertimos en oportunidad y aprovechamos para conseguir el mejor
talento para los siguientes 3 años.
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